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Ataques armados en fiestas patronales: van 30 víctimas en el estado de Guanajuato durante 2025

Cinco municipios fueron alcanzados por violencias de este tipo, las cuales incluso dieron pie a que en algunos municipios se cuestionara la realización de eventos de la fe católica

Cinco agresiones a balazos en fiestas patronales y 30 personas fallecidas en lo que va del 2025, es el saldo del estado de Guanajuato donde los municipios de Irapuato, Salamanca, San Felipe, San Miguel de Allende y ahora Pueblo Nuevo se vieron involucrados.

El estado de Guanajuato es bien conocido por su fe, los eventos religiosos como las fiestas patronales involucran desde niños y niñas, hasta personas de la tercera edad, es por esto que entre las víctimas de estas agresiones hay hasta bebés, tal fue el caso en la masacre de Irapuato.

De acuerdo con un recuento realizado por Organización Editorial Mexicana la primera agresión que registró relacionada con fiestas patronales en el estado de Guanajuato fue la ocurrida el 16 de marzo en la comunidad San José de Mendoza, siete jóvenes que estaban afuera del templo en actividades pastorales previas a la fiesta de San José fueron asesinados a balazos por personas fuertemente armadas, cabe recordar que entre las víctimas de este hecho todos fueron personas de menos de 29 años, sus nombres eran Fernando, Bruno Jesús, Daniel, Miguel Ángel y Juan Flavio e incluso dos de ellos no eran todavía mayores de edad.

El 16 mayo, justo un mes después fue el turno de San Felipe donde en la comunidad San Bartolo de Berrios integrantes de la parroquia del lugar estaban reunidos durante la madrugada conversando tras una celebración parroquial cerca de la plaza principal, donde fueron agredidos casi con la misma mecánica que en Salamanca, al lugar arribaron hombres con armas de distintos tipos para dispararles sin mediar palabras.

En este lugar murieron otras siete personas que fueron identificadas como Luis Ángel, César Emanuel, Ángel Gerardo, Braulio Ignacio, Ángel Luis Corona, Miguel Ángel y Mariano.

Luego fue la de Irapuato la noche del 24 de junio en una celebración tradicional a San Juan en la colonia Barrio Nuevo, la cual dejó a 12 personas sin vida.

En esta agresión, que incluso fue captada por el staff del grupo musical que amenizaba el evento, murieron 12 personas, entre las que estuvieron niños e integrantes de la banda que sólo había sido contratada para tocar en el lugar.

Luego el 18 de agosto en San Miguel de Allende hubo una agresión más en la colonia Infonavit Malanquín, durante una fiesta a la Virgen de San Juan, esta agresión dejó a dos personas fallecidas en el lugar del hecho y una más que murió poco después en un hospital.

Y el más reciente ocurrió el primero de septiembre en Pueblo Nuevo, sobre la avenida principal estaba la celebración de una fiesta patronal hasta donde llegaron sujetos armados para llevarse a un hombre joven; a su paso dispararon contra los presentes y los proyectiles hicieron blanco en un hombre de aproximadamente 60 años, quien falleció en el lugar.

Agresiones ponen en duda la realización de fiestas patronales
El hecho entre las calles Bustamante y Comonfort en Irapuato dio paso incluso a que otros municipios plantearan la posibilidad de prohibir algunos tipos de celebraciones patronales en la vía pública, sobre todo las que tenían que ver con bailes.

Fue un tema que sonó en el municipio de León, donde el secretario de Seguridad señaló que, como parte de un protocolo de seguridad no permitirían que se instalaran bailes o espectáculos sonideros en este tipo de fiestas.

Por otro lado, en Irapuato sucedió una situación similar, en la que si bien, desde un principio autoridades municipales señalaron que no cancelarían las fiestas, a otras parroquias les pidieron como requisito para otorgarles el permiso la contratación de seguridad privada, lo que volvió incosteable la fiesta en el caso del Templo de Santa Anita.

Aparentemente, parte de la operatividad en los distintos municipios va en acuerdos de la mano con los comités organizadores de los templos.

Sin embargo, las situaciones merecieron más de un pronunciamiento por parte de la iglesia católica, donde los párrocos y el obispo señalaron que los espacios de fe deben ser respetados y para la convivencia familiar.